La sauna finlandesa, también conocida como sauna seca, tiene importantes beneficios para la salud, entre los que cabe destacar el cuidado de la piel, la relajación muscular y la eliminación de toxinas, entre otros.
En esencia, la sauna es una habitación o espacio cerrado, generalmente construido de madera, donde se alcanzan temperaturas elevadas (entre 70 y 100 grados Celsius) mediante la generación de vapor o calor seco. Las sesiones en la sauna, que suelen durar entre 5 y 30 minutos, inducen al sudor y a la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que genera una serie de efectos fisiológicos y psicológicos en el organismo.
Los deportistas de resistencia, como triatletas, corredores de larga distancia y ciclistas, encuentran en la sauna una herramienta valiosa para mejorar su rendimiento y acelerar la recuperación tras los entrenamientos y competiciones. Algunos de los beneficios más destacados incluyen la mejora de la circulación sanguínea, el aumento de la capacidad aeróbica, la conservación del glucógeno muscular y la optimización de la función cardiovascular.
Mejora de la circulación sanguínea
Esta optimización del flujo sanguíneo, junto con un aumento en la cantidad de glóbulos rojos, permite una mejor disipación del calor y una termorregulación más eficiente. En consecuencia, se retrasa la aparición de la fatiga y se mejora el rendimiento deportivo.
Mejora de la biogénesis mitocondrial
Esto significa que se generan más mitocondrias, que son las centrales de energía de las células. Por lo tanto, al haber más mitocondrias, el deportista dispondrá de más energía para realizar sus actividades. Otro beneficio aeróbico es la conservación del glucógeno muscular, lo que permite retrasar la fatiga y mejorar la resistencia.
Reduce la atrofia muscular
Nuestro cuerpo está constantemente sintetizando y degradando proteína. La ganancia muscular será la diferencia entre la síntesis y la degradación. Los factores principales que influyen en esta ecuación son el entrenamiento de fuerza y la alimentación (especialmente la ingesta de proteína), pero el calor puede ayudar.
La sauna no aumenta la síntesis de proteína, pero limita su degradación, resultando en mayor hipertrofia total. Los investigadores mencionan varios mecanismos, pero hay dos principales:
- Dispara la hormona de crecimiento.
- Libera proteínas de choque térmico, que reducen la pérdida de masa muscular al atenuar el estrés oxidativo y reducir la degradación de proteínas.
Elimina patógenos
No sólo elimina los patógenos del entorno, nos ayuda a combatir los que ya nos han invadido.
De hecho, elevar la temperatura es una defensa natural del cuerpo.
La fiebre no es un efecto colateral de la enfermedad, es su cura.
La sauna puede proteger por ejemplo de los resfriados producidos por infecciones leves.
Recomendaciones para el uso de la sauna
Para aprovechar al máximo los beneficios de la sauna, se recomienda incorporar dos sesiones semanales de unos 20 minutos cada una. Es importante comenzar con sesiones más cortas, de 5 minutos, e ir incrementando la duración de manera paulatina conforme el cuerpo se adapta al estresor que supone la sauna.
La hidratación es fundamental durante las sesiones de sauna. Llevar un bidón de agua congelada es una buena opción, ya que el hielo se derretirá lentamente y proporcionará agua fría a lo largo de la sesión.