BILBAO NIGHT MARATHON

LA NOCHE DE TODOS LOS RÉCORDS EN LA BILBAO NIGHT MARATHON

Un adolescente en plena ebullición. Eso es TotalEnergies Bilbao Night Marathon, el único maratón nocturno del calendario de la Real Federación Española de Atletismo que hoy festejó 16 ediciones con una fiesta apoteósica en la ciudad.

De hecho, es más que un maratón, pues en su programa figuran también pruebas de 10 y 21,097 kilómetros. A ellas se alistaron 15.303 runners (1563 a la más larga, 5992 a la más corta y 7748 a la mediana), cifra jamás vista en el evento, igual que las de participación femenina (5500 mujeres) y extranjera (4023 de 72 países). De Bizkaia concurrieron 5904 y del resto de España 5376. Una juerga con todas las letras.

En el plano  estrictamente deportivo, el maratón daba inicio a  las 19:00H, en el  estadio de San Mamés.El ambiente era espectacular, alrededor de 15.000 personas dispuestas a correr por las calles de Bilbao. Con el pistoletazo de salida seguido de unos fuegos artificiales empezábamos a rodear San Mamés para arrancar ya con los 42.195 metros. 

Primeros metros y como es habitual buscando el espacio y cambiando trayectorias para poder coger el ritmo y la posición. Durante los primeros kilómetros que pasaban por calles céntricas de la ciudad, recuerdo ver que según mi reloj no era capaz de llevar un ritmo constante con kilómetros alrededor de 03:44 más rápidos que el objetivo de carrera y me acordé de un podcast reciente donde hablaban del maratón de Chicago y los problemas de los gps de los relojes, así que decidí fijarme únicamente en mi potenciómetro de pie y seguir metido en carrera. Físicamente me encontraba bien, miraba a los demás corredores  con dorsales de la media maratón  y mentalmente me recordaba  una vez más que esa no era mi batalla y que mi carrera  iba a ser a dos vueltas. 

Estaba anocheciendo y después de 1H 21’59 » completaba la primera vuelta al circuito, 1/2 maratón,  que a la postre, pasé por debajo el arco de meta y vi un tumulto de gente parada alcanzando a gritar al comisario de la Federación para donde era el circuito de la maratón, se ve que había un desvío lateral pero sinceramente bastante mal señalizado en mi opinión. 

Ahora empezaba la carrera, de las calles abarrotadas del principio y  de la infinidad de corredores pasábamos a un silencio sepulcral y con mucha faena por delante.  Justo después del incidente en meta me acuerdo tener un corredor delante, estaba muy enfadado y fue entonces donde me tomé mi segundo gel con 50g de CH. De nuevo estaba en la Gran Vía absolutamente solo con una motocicleta de la Ertzaintza recorriendo toda la Gran vía. Llevaba ya aproximadamente unos 30 kilómetros y notaba muy cargado el cuádriceps derecho además desde aproximadamente la media maratón la preocupación por las zapatillas ya era una realidad pues pese a los esfuerzos por cubrir el talón con vendas y vaselinas aparecieron las rozaduras y  tenía una sensación de hormigueo en las puntas que no tuve con las Asics metaspeed Paris en la media maratón anterior. 

Con  esa situación estaba rodando cerca de los 4 min/km quizá pagando los esfuerzos extras a principio de carrera pero sabiendo que si el cuádriceps aguantaba podía gestionar esa ventaja y pese a no conseguir el tiempo objetivo le daría un buen mordisco al cronómetro.

Nada más lejos de la realidad en el km 35 aparecieron otros calambres que me obligaron a parar para estirar, intentado reprender la marcha pero con muchas dificultades. KM 36 (5:16min/km), quedaba un mundo para meta, estaba solo y era de noche. Entre negaciones de no entender el motivo intenté seguir centrado en la carrera y pese a tener que cambiar la zancada y parar en otras dos ocasiones miraba el reloj y pensaba que si rodaba al ritmo que llevaba a 4:16 min/km, quizá y solo quizá podría robarle unos segundos a mi mejor marca y eso fue lo que me dio fuerzas para volver apretar los dientes y llegar al museo del Guggenheim y pese no mejorar mi marca llegar con un tiempo de: 2H 53′ 11 », llegando la posición 26 de la general.

Esa noche me fui a dormir bastante triste y frustrado pues tenía unas expectativas más altas y el resultado no reflejaba todo el trabajo realizado. 

Aún así  el deporte como en la vida muchas veces es injusto y solo queda volverse a levantar el día siguiente y seguir trabajando más duro.

Edgar